El objetivo básico de una lavandería es la obtención de textiles visiblemente limpios, exentos de manchas y residuos de cualquier origen, secados y planchados correctamente. Al mismo tiempo, los tejidos deben ofrecer un acabado agradable al tacto y un buen perfume o, al menos, estar libres de olores desagradables, manteniendo las características originales de la ropa.
Los textiles sucios que entran en una lavandería pueden estar contaminados con microorganismos procedentes del medio en el que se han usado. En aquellos sectores que presentan un alto riesgo de infección, los tejidos deben considerarse como portadores de gérmenes potencialmente virulentos. La necesidad de prevención de la contaminación microbiológica de las personas, productos, materiales o medio ambiente será, por tanto, un aspecto de elevada significación.